domingo, 22 de septiembre de 2013

Oscar Wilde y la historia posterior de Narciso...El Reflejo..



Cuando murió Narciso las flores de los campos quedaron desoladas y solicitaron al río gotas de agua para llorarlo.  
-¡Oh! -les respondió el río- aun cuando todas mis gotas de agua se convirtieran en lágrimas, no tendría suficientes para llorar yo mismo a Narciso: yo lo amaba.
-¡Oh! -prosiguieron las flores de los campos- ¿cómo no ibas a amar a Narciso? Era hermoso.
-¿Era hermoso? -preguntó el río.
-¿Y quién mejor que tú para saberlo? -dijeron las flores-. Todos los días se inclinaba sobre tu ribazo, contemplaba en tus aguas su belleza…
-Si yo lo amaba -respondió el río- es porque, cuando se inclinaba sobre mí, veía yo en sus ojos el reflejo de mis aguas.

Quizá para algunos el final alterno que da Oscar Wilde a la leyenda de Narciso pueda parecer rara. Pero la verdad es que hay mucho de trasfondo en el relato. Cómo la humanidad guardamos sentimientos o cosas que ante los demás no demostramos. El lago -en este caso- no estaba interesado por Narciso de verdad. Solo veía en el un fiel espejo que no lo abandonaba cada día para contemplar su propia belleza. 
¿Acaso tenemos algún Narciso en nuestras vidas que no queremos soltar; un padre, un amigo, una pareja? 
Que podamos descubrir cuales son esos Narcisos que los demás piensan que estimamos pero que realmente -en nuestro consciente o subconsciente- solo usamos de espejos.
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